Cómo publicar

» Hola Dani, Vos que estás en el medio ¿ tenés para pasarme un contacto de una editorial piola para publicar mi libro?»

La situación comienza así:
escribiste un libro y querés publicarlo.
O escribiste un artículo buenísimo y estás buscando un medio que te lo publique.
O querés que alguien “te lea el manuscrito”.
Y entonces aparece la pregunta: “¿Tenés el contacto de una editorial para publicar mi libro?”

Agradezco de corazón la confianza de quienes me escriben y valoro profundamente que piensen en mí para acompañarlos; ayudar es parte de mi trabajo y también algo que disfruto. Hago este contenido para responder algo que este año me preguntaron no menos de treinta o cuarenta personas, gente que sabe que escribo, que soy periodista, que terminé una novela, que doy talleres. La cuestión se vuelve más compleja al momento de responder, porque no hay una indicación única ni una respuesta cerrada.

Hace unos días hablaba con un editor —de esos a los que les llegan manuscritos todo el día— y surgía esa misma inquietud: ¿qué se responde?
No es que no haya respuestas, es que no hay una respuesta.

Preguntar está perfecto. Pedir está perfecto. Buscar contactos también. Es lo que hay que hacer cuando una persona quiere avanzar.
Pero hay algo que suele perderse de vista: la industria editorial y el mundo de los medios funcionan como industrias, no como favores personales.

Si no se viene del medio, es lógico no saberlo.
Pero para quienes trabajamos en esto, hay preguntas que jamás se nos ocurriría hacer así, en crudo. El camino suele ser otro: formación, talleres, trabajo sostenido sobre los textos, lectura crítica, primeras publicaciones, concursos.

Publicar no es solo qué se dice.
Es cómo se dice, quién habla, a quién le habla, desde dónde, en qué género, en qué catálogo, para qué lector.
Los libros no valen por el contenido en abstracto: valen por su forma, su voz, su lugar en un mercado, su coherencia con una línea editorial.

Hay ficción, no ficción, política, romance, poesía, voces emergentes, literatura latinoamericana, literatura LGBT+, ensayo, divulgación. Editoriales independientes, grandes grupos, catálogos mínimos, catálogos gigantes.
El mapa es tan amplio que pedir “un contacto” es, muchas veces, una pregunta sin respuesta.

Además, leer es trabajo.
Cuando alguien dice “¿me leés el libro?”, está pidiendo tiempo profesional. Las editoriales pagan lectores para evaluar manuscritos. No es mala voluntad: es la lógica del oficio.

Cuando se es profesional de las letras —seas emergente o no— no se paga para ser publicado. El vanity publishing es otra cosa: libros que buscan dar prestigio, reafirmar un rol, legitimar una identidad. No está mal, pero no es lo mismo.

Ser escritor no es haber escrito en soledad ni de corrido, como vemos en las películas.

Es un camino sinuoso, no necesariamente exhausto, pero sí lleno de variables, de paradas, de ritmos, de altos y bajos, de lecturas de colegas, de correciones, de relecturas y capas que van hilando una trama, un mensaje, un ritmo, una sonoridad.


Ser escritor es tener horas de vuelo: escribir, borrar, reescribir, transpirar, recibir devoluciones, aceptar que guste o no guste. Y no: escribir con ChatGPT no vuelve publicable un texto. Las editoriales ya producen contenido de ese tipo.

Por eso, cuando alguien me pide un contacto así, como si fuera que abris la agenda y das un nombre, no es desinterés. Es responsabilidad. Porque presentar a alguien implica avalarlo. Y nadie quiere comprometer su credibilidad profesional recomendando una obra que no conoce.

Primero tendría que leer la obra, y eso es trabajo. Por eso brindo talleres y consultorías. Para darte el tiempo y la mirada profesional que merecés. Desde ahí puedo acompañarte en tu hoja de ruta, armar el camino y sugerirte por dónde llegar a tu objetivo de publicación.

Incluso quienes ya estamos dentro del universo editorial y en los medios atravesamos este proceso. Un maestro puede señalar que un libro no va en determinada editorial y orientar hacia otra, explicar cómo escribir un mail, a quién sí enviarlo y a quién no. Eso ocurre porque hay trabajo previo, lectura, respeto por el oficio.

Y, claro, existen excepciones.
A veces aparece un texto realmente singular, potente, trabajado, que justifica una lectura atenta y una apuesta. Cuando eso sucede, el camino se abre solo. El azar también existe.

No hay fórmulas empaquetadas.
Hay camino, trabajo y proceso.

Y eso, aunque frustre, también es una buena noticia.

Si querés que acompañe tu proceso, acá estoy encantada de empezar a trabajar juntos.

Si querés acompañamiento para hacer tu camino de escritor escribime.